Uruguay en la COP 27
La defensa de la producción primaria uruguaya ante el foro mundial sobre el clima: “Como proveedor de alimentos para una población mundial cada vez mayor, Uruguay tiene la intención de enfrentar el desafío de aumentar la producción agrícola al tiempo que reduce las emisiones de metano y óxido nitroso, preserva su ecosistema único de pastizales y protege sus bosques nativos”
En el marco de la 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), que se celebra en la localidad de Sharm el-Sheik, en Egipto, la ministra Azucena Arbeleche participó de un diálogo junto al director gerente de Operaciones del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg, sobre “Innovaciones para la acción climática: el acuerdo uruguayo que marcó un hito" en el que explicó las acciones de Uruguay en torno al cambio climático y la exitosa emisión del bono soberano sostenible, ocurrida en octubre pasado. La ministra Arbeleche concurrió a dicha cumbre internacional en representación de Uruguay acompañada del director de la Unidad de Gestión de Deuda, Herman Kamil, así como del asesor en Economía Ambiental, Marcelo Caffera.
Arbeleche comenzó su intervención afirmando que “Uruguay tiene una larga historia de ser muy innovador y diría que está en la primera línea en términos de cambio climático. Durante los últimos 30 años, hemos estado disminuyendo la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero en términos de intensidad para la economía. Y diría que hoy estamos entre los países que están mejor posicionados en términos de manejo ganadero y en términos de seguir conservando la biodiversidad y la naturaleza que tenemos”.
“Además de estos grandes avances en la reducción de la intensidad de carbono Uruguay está tomando medidas adicionales para enfrentar el cambio climático. El país tiene como objetivo acelerar la descarbonización en el transporte pesado mediante la promoción de la movilidad eléctrica, el desarrollo de la producción de hidrógeno verde y el aprovechamiento de sus abundantes fuentes de energía renovable, como el agua, el viento y la biomasa”, añadió.
“Como proveedor de alimentos para una población mundial cada vez mayor, Uruguay tiene la intención de enfrentar el desafío de aumentar la producción agrícola al tiempo que reduce las emisiones de metano y óxido nitroso, preserva su ecosistema único de pastizales y protege sus bosques nativos”, dijo.
A continuación la ministra fue consultada por directivo del Banco Mundial Axel van Trotsenburg sobre la innovación que Uruguay llevó adelante al emitir un bono indexado al cambio climático en el mercado internacional. Arbeleche indicó que en octubre pasado “Uruguay lanzó el primer Bono indexado a factores climáticos, con una estructura bidireccional de cupón escalonado vinculado a indicadores climáticos. Dicho bono establece metas con respecto a dos Indicadores Clave de Desempeño (KPI) vinculados a las metas de mitigación del cambio climático y conservación de la naturaleza: reducir la intensidad de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero y preservar el área de bosques nativos en el país”.
Arbeleche estableció que “los Objetivos de Desempeño de Sostenibilidad se basan en metas cuantitativas establecidas para 2025 y están en línea con la Contribución Determinada a Nivel Nacional de Uruguay en virtud del Acuerdo de París”.
La ministra detalló que el respaldo de los inversores para la operación fue sólido, ya que Uruguay registró un total combinado de US$ 4.000 millones en pedidos de cerca de 190 cuentas, incluidos varios compradores primerizos y compradores de mercados emergentes no tradicionales.
“Al integrarlas NDC en las finanzas soberanas y los indicadores KPI alineamos nuestras estrategias de financiamiento soberano con los objetivos ambientales del Acuerdo de París. En primer lugar, muestra la determinación del país de convertir sus objetivos NDC en compromisos financieramente vinculantes, lo cual es un gran salto para un país de mercado emergente. Esto fortalece aún más el compromiso del país con su agenda de sostenibilidad, mejorando la rendición de cuentas y la credibilidad”, sostuvo.
Reducir la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero y preservar el área de bosque nativo abordan dos bienes públicos ambientales globales diferentes, pero complementarios: mitigar el calentamiento global y restringir las emisiones de carbono. Este último, que implica un compromiso de deforestación neta cero, resonó fuertemente en las cuentas, ya que la conservación del capital natural y la protección de la biodiversidad son cada vez más importantes para detener el cambio climático, como se vio en las discusiones durante la COP26 y la actual COP27, donde se planteó el lema de “walk the talk”, o hacer lo que se dice.
Arbeleche remarcó que los incentivos financieros positivos y bien alineados en el financiamiento climático pueden ser una herramienta poderosa para recompensar la formulación de políticas sostenibles. Uruguay implementó un innovador mecanismo de financiamiento bidireccional que vincula el costo de capital del país con el logro de los objetivos climáticos y de naturaleza. Vincular las tasas de interés de los bonos soberanos al desempeño ambiental es compatible con los incentivos: los inversionistas recompensarían al país reduciendo los costos de endeudamiento si superan sus ambiciosos objetivos, al tiempo que aumentarían el costo de financiamiento si no cumplen con los objetivos del Acuerdo de París.
“Uruguay tiene una larga tradición de tener una muy buena posición en términos de ESG, pero especialmente en los factores sociales y de gobernanza. Así que es la parte más ambiciosa eran los temas ambientales para nosotros, y diría que para todos los países emergentes o desarrollados del mundo. Por eso decidimos centrarnos en la política medioambiental e incorporar la política medioambiental en la política económica”, subrayó.
La ministra hizo hincapié en que “más allá del bono soberano que lanzamos el mes pasado, también hemos abogado por préstamos multilaterales vinculados a métricas ambientales. En pocas palabras, debemos diferenciar las condiciones de préstamo en función de la contribución a los bienes públicos globales y la alineación del Acuerdo de París. Los bancos multilaterales de desarrollo están en una posición única para movilizar recursos de la comunidad de donantes que ayudarían a recompensar la integridad ambiental con beneficios colaterales globales y subsidiar la tasa de desempeño cuando se cumplan estos objetivos”.
Arbeleche abogó porque el FMI y el Banco Mundial debe trabajar junto con los países miembros para encontrar soluciones innovadoras con incentivos financieros positivos en aquellos temas en los que los beneficios nacionales no son suficientes para tomar medidas. “Este enfoque innovador para el financiamiento climático soberano que estamos proponiendo, podría hacerlo replicable y escalable a otras economías en desarrollo. Este innovador mecanismo de financiación vinculado al clima puede sustentar un nuevo modelo de desarrollo para un mundo en transformación”, indicó.
Al finalizar, el director gerente de Operaciones del Banco Mundial, Van Trotsenburg, expresó que felicitaba a la ministra y a Uruguay por haber sido “una estrella silenciosa impulsando la agenda ambiental del cambio climático y combinándola con políticas financieras muy interesantes, e introduciendo innovaciones en los mercados financieros para hacer la diferencia”.