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Se verificará fuerte caída en el stock ganadero, no obstante, habrá excelente productividad


El Stock: 11,9 millones de vacunos fueron contabilizados en 2021, con un leve aumento tras los 11,8 millones de 2020. En los últimos años no se dieron cambios bruscos: hubo 11,4 millones en 2019 y en 2018; 11,7 millones en 2017; y 11,9 millones en 2016 y en 2015. Superar los 12 millones sigue pendiente.

Ganado Angus, Hereford y sus cruzas (Gira ganadera Hereford 2022) Foto:Alicia Fernández


Luego de 18 meses de precios y extracciones excepcionales, el stock ganadero tendrá una caída fuerte en 2022. Pero tras ese descenso vendrá la estabilización. El ajuste en la faena y el crecimiento de la producción de terneros irán conformando esa nueva estabilidad.

Aún antes de recibir plenamente las señales de precios que merece y seguramente recibirá en 2023, la cría vacuna está atravesando cambios productivos importantes y la eficiencia reproductiva parece empezar un camino ascendente.

Mientras en el 2020 se preñaron 76% de las vacas entoradas, en 2021 lo hicieron 78% y en 2022 80%, con base eso en el relevamiento que se realiza anualmente en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Treinta y Tres, bajo la dirección de Graciela Quintans abarcando una red de veterinarios de todo el país.

A la vez, por el lado de la extracción, luego de 14 meses con una faena mensual superior a 200 mil vacunos, en julio se concretará un descenso fuerte que la ubicará probablemente por debajo de 150 mil.

"Deben esperarse 3 millones de terneros" (Pablo Caputti en AGROPROYECCION 2022)


El dato de preñez indica que Uruguay tendrá una producción de tres millones de terneros en el otoño de 2023. Y lo que es más importante, que esa producción puede consolidarse como una nueva normalidad o incluso un piso. Porque el buen resultado de la cría surge a pesar de que el verano pasado no fue especialmente favorable para la actividad reproductiva. La dura sequía del vértice norte bien se puede haber llevado unos 200 mil a 300 mil terneros.

Eso lleva a pensar que el potencial de producción de terneros en un año de lluvias normales puede ser más alto que nunca, con las mismas vacas de cría de los últimos años.

La ganadería uruguaya no crece en superficie ocupada, que baja levemente por la expansión de la agricultura y la forestación. Ni crece en cantidad de animales, que por el contrario tendrá un descenso importante de 300 a 400 mil cabezas cuando se conozcan los datos de población al 1º de julio. Pero atraviesa una revolución productiva inédita de aumento en la ganancia de peso de los animales por un uso creciente de granos y mejoramientos forrajeros, que lleva a que con menos se produzca más.

La escalera de los terneros, de menos de dos a más de tres millones

En los lejanos tiempos de la ganadería cerrada, sin exportación en pie, la producción de terneros iba en caída. Irónicamente para que la producción de terneros crezca hay que dejarlos salir. Hasta mediados de los años 90 Uruguay solo ocasionalmente producía dos millones de terneros. Y cuando había problemas climáticos o financieros la producción se derrumbaba. Uruguay produjo 1,5 millones de terneros en 1983 y 1984 con una ganadería vapuleada por la crisis económica y la producción se derrumbó a 1,16 millones de terneros en 1990 tras la sequía de 1988/89.

La apertura de la exportación en pie y la perspectiva de quedar libre de fiebre aftosa llevaron a un primer cambio. De 1992 en adelante la producción tuvo un piso en 2 millones de terneros, que se elevó a 2,5 millones de terneros de 2003 en adelante con la seguridad que otorgaba ser libres de fiebre aftosa con vacunación y lograr el acceso a los mercados de Estados Unidos y Canadá primero y Japón después.

Hay 1:400.000 vientres

Con la excepción de 2010, cuando la combinación de una sequía y la incertidumbre generada por la crisis derivada del colapso de Lehman Brothers llevó a una baja de la producción a 2,3 millones, la producción se estabilizó entre 2,6 y 2,7 millones.

Eso daba una primera seguridad a la industria frigorífica para contar con materia prima. Pero era una seguridad parcial, porque los precios internos eran más bajos que en el presente y los terneros muchas veces partían rumbo a Medio Oriente en barcos, lo que mantenía un cierto nivel de incertidumbre sobre la disponibilidad de materia prima. Todo eso fue cambiando con la irrupción de China como comprador masivo de las carnes uruguayas.

La confianza creciente en la ganadería se tradujo en un aumento de vientres que pasaron de 3,5 millones en el 2000 a 3,9 millones en 2010 y a unos 4,3 millones en el presente.

Pero los muy altos precios conllevan una limitación al crecimiento. El interés por entorar y producir valiosos terneros que se venderán 15 meses después entra en conflicto con el interés por facturar en el corto plazo vendiendo la vaca.

Fuentes:

INAC, MGAP, Taller de Evaluación de Gestación Bovina INIA, CharrúaTv AGRONOTICIAS, AGROPROYECCION 2022, Blasina & Asociados



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