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Sequía va ganando por goleada: los productores preparan el 2o. tiempo con los cultivos de Invierno


CULTIVOS DE INVIERNO 2022: Se sembraron 861.000 hectáreas de cultivos de invierno en 2022, un 33% más que año anterior. La colza creció un 114% frente a 2021; trigo también creció y cebada ajustó levemente a la baja.


El productor agropecuario uruguayo, es una “especie” difícil de doblegar.

Aunque la gran mayoría está fuertemente golpeada por la actual sequía, hay muchos de ellos que entienden que “el partido aún no terminó y aunque pierdan por goleada, la actual contienda (con el clima), ya están pensando en el próximo partido”, que será la zafra de cultivos de invierno.

El Trigo, la Cebada y la Colza, fueron en la anterior zafra de invierno un aliciente, para seguir adelante y aunque la sequía que afectó los cultivos de verano, les pegue un “revolcón”, muchos ya piensan en la revancha que sin duda será el periodo invernal de cultivos de secano.

Las recientes lluvias, no han servido para mucho y como expresa el presidente de la República en nota aparte, por más que llueva hay pérdidas y situaciones que no podrán revertirse”.

Para mirar hacia la zafra de cultivos de invierno, sólo basta con observar los números resultantes de los cultivos invernales 2022.


Se sembraron 861.000 hectáreas de cultivos de invierno en 2022, un 33% más que año anterior
La colza creció un 114% frente a 2021; trigo también creció y cebada ajustó levemente a la baja.

Según los números de la encuesta de Primavera de 2022 de DIEA, publicada al cierre del pasado mes de enero, se implantaron en Uruguay más de 861.000 hectáreas de cultivos de invierno, lo cual representa un incremento de un 33% frente a la superficie sembrada en 2021, que con 648.000 há ya había sido buena.

Esto fue impulsado principalmente por dos motivos: los buenos precios, que incluso tuvieron un pico en el primer cuatrimestre por la invasión rusa a Ucrania, y los altísimos rendimientos obtenidos en las últimas dos campañas a esta: la de 2020 con rindes superlativos y la de 2021.

La siembra de trigo alcanzó las 301.850 hectáreas en el territorio nacional y obtuvo un rendimiento promedio de 4.251 kilos por hectárea. El cultivo más antiguo del país volvió a crecer, situándose en esta ocasión 23% encima del área de 2021, y tan solo 30.000 há por debajo del pico alcanzado en 2015.

Además, y a pesar del déficit hídrico sostenido, el rendimiento promedio fue el más alto de la historia desde que el Ministerio de Ganadería lleva la estadística con la encuesta de DIEA, superando los excelentes indicadores de 2020. El clima especialmente frío en la etapa de llenado de grano logró compensar y en cierto modo revertir la falta de agua que tuvo el cultivo a lo largo del ciclo.

La cebada en cambio, tuvo un leve ajuste a la baja: de las 224.000 hectáreas sembradas en 2021 la superficie descendió a unas 211.000 en 2022. De todos modos, es una superficie importante la que se implanta en el territorio nacional, recordando que las fluctuaciones se dan año a año también en función de los planes de las malterías, y no solo a raíz del precio o el rendimiento. En 2022, el rendimiento promedio para la cebada estuvo 150 kilos por encima de 2021: cerró en 4.252 kilos por hectárea.

Finalmente, el cultivo estrella del invierno. La colza creció en un 114% de un año a otro: se implantaron 348.145 hectáreas de la oleaginosa en el territorio nacional en 2022. Esto, como ya se ha mencionado, lo posiciona como el principal cultivo de invierno del país y el segundo de grano, tan solo detrás de la soja.

El rendimiento promedio para este cultivo fue de 1.687 kilos, ajustando a la baja frente a 2021 pero teniendo de todos modos buena performance, considerando además el aspecto climático de déficit hídrico y heladas fuera de fecha. Por tratarse de un cultivo con menos años en el país, las posibilidades en la investigación y en el manejo son aún mayores para levantar los techos de rendimiento, ajustando en siembra y en cosecha.

A su vez, los beneficios en las rotaciones agrícolas entregando un buen rastrojo al cultivo de verano, pero además haciéndolo temprano para entrar con una siembra de primera, sumado a la rotación con las gramíneas trigo y cebada que permite un mejor manejo sanitario, posicionan a la colza como un cultivo estable de cara al futuro.

Los ajustes a la baja en el precio y el incremento de costos hacen prestar mayor atención a la campaña de este año, pero las perspectivas son estructuralmente favorables.



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