El sistema del SNIG no está comprometido. Ha habido casos en los que los inversores hicieron negocios por una cantidad de animales, pero solo se compraron una fracción de ellos

A pesar de las situaciones complicadas con los fondos ganaderos, el Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG) no está comprometido. Actualmente, el SNIG está recibiendo múltiples consultas de inversores en Conexión Ganadera, similares a las que se dieron con Grupo Larrarte y República Ganadera.
Los inversores consultan sobre la existencia de ganado en el sistema a su nombre, pero a veces no figuran ni la cantidad que dicen tener ni la totalidad del ganado.
Desde el inicio, los inversores firman un contrato, ponen el dinero y se olvidan del tema. En muchos casos, se firman guías en blanco, el ganado queda consignado y la clave queda en manos de las firmas, dejando al inversor sin novedades sobre los animales.
La declaración jurada la hace la propia firma, y el inversor no sabe cuántos animales se declararon. Existe la posibilidad de que haya diferencias entre el dato electrónico y la declaración jurada en papel, lo cual sería una situación grave.
A pesar de estos problemas, el sistema del SNIG no está comprometido. Ha habido casos en los que los inversores hicieron negocios por una cantidad de animales, pero solo se compraron una fracción de ellos, y se les pagaron las rentabilidades prometidas porque había respaldo financiero. Desde el Ministerio de Ganadería no se puede detectar si esto no era lo prometido en el contrato.
Inspeccionar a Conexión Ganadera es complicado debido a su tamaño y la cantidad de campo que posee. Una inspección podría demorar seis meses, y la gente quiere respuestas rápidas. Si alguien tiene ganado, está marcado y tiene la guía, tiene un respaldo legal para sacar su ganado. Sin embargo, si se quiere meter el ganado en un concurso, es un tema discutible.