Con un proceso verificado, que abarca todas las etapas de la producción ganadera llevada a cabo por la empresa Mosaica, desde el nacimiento del animal, la cría y engorde hasta su llegada al frigorífico para la faena, se está preparando el primer embarque uruguayo con huella de carbono verificada, lo que marcará un hito en la cadena cárnica de nuestro país.
El agregado de valor en la carne bovina mediante la verificación de huella de carbono es posible y Uruguay está dando los primeros pasos en ese camino.
Este mes parte hacia Suiza el primer embarque de carne carbono neutral producido en Uruguay por la empresa Mosaica, gerenciada por Sebastián Olaso Aguirre, cuyos animales serán faenados en la planta de Solís Meat Uruguay.
Esta carne diferenciada es verificada por LSQA, un organismo validador y de verificación de tercera parte independiente.
El proceso verificado abarca todas las etapas de la producción ganadera llevada a cabo por Mosaica, desde el nacimiento del animal, la cría y engorde hasta su llegada al frigorífico para la faena.
Este embarque histórico muestra que se puede y a futuro, la Unión Europea impondrá barreras arancelarias o impuestos para el ingreso de todos los productos que no tengan una declaración de inventario de emisiones de gases causantes del efecto invernadero.
“Sabemos que esa exigencia llegará” porque “para los productos elaborados dentro de la Unión Europea, ya hoy están pidiendo que demuestren su desempeño ambiental. Seguro lo van a imponer, a futuro, con los productos importados”, explicó a El País la Dra. Patricia Rovella, veterinaria, auditora e instructora ejecutiva de Negocios de LSQA, que a la vez, es experta en bienestar animal en la cadena cárnica.
Para la profesional resulta importante “comenzar a generar conciencia a nivel de la producción ganadera” de esa exigencia que se viene, porque “a futuro, será una barrera en los mercados”.
A partir de los compromisos asumidos por Uruguay en la COP26, realizada en Glasgow, donde se definieron metas globales ambiciosas específicamente en torno a las emisiones metano, buscando una reducción del 30% de las mismas para 2030, la empresa LSQA ya está recibiendo muchas consultas de interesados en transitar el camino de la verificación de la huella de carbono. Las certificaciones ambientales son exigencias que se vienen y la ganadería uruguaya debe estar preparada para enfrentar ese reto.
Sin precedentes
El paso dado por la ganadera Mosaica es histórico. A principios de 2021, la empresa que exporta a los principales mercados europeos, comenzó un proceso de recopilación de datos de gestión de su huella de carbono, con el cometido de valorizar su carne.
Por las características de su sistema de producción, que está basado en pasturas naturales y con un importante componente de conservación de monte nativo, el establecimiento logró una captura de CO2 superior a sus emisiones alcanzando así el distintivo de carbono neutralidad. El proceso verificado abarca todas las etapas de la producción ganadera de los establecimientos de Mosaica, desde el nacimiento del animal, la cría y engorde del mismo hasta su llegada al frigorífico para la faena.
Extenso camino
Rovella explicó que la documentación de la huella de carbono “es un proceso largo, pero posible. LSQA realizó una verificación de ese inventario, para validar que esos datos sean correctos, en base a normas internacionales. Existen distintas fuentes de información internacional -técnica, normativa y científica- sobre la cual LSQA verificó que ese inventario cumpla con lo que esas normas establecen para llegar ese resultado de la carbono neutralidad”, detalló la especialista.
“No es imposible, es un trabajo que lleva mucho tiempo, exige registros y ser muy ordenado. El un proceso que lleva muchos meses”, advirtió a los productores la especialista.
Las exigencias y las barreras ya están en el mercado. Hoy, los frigoríficos exportadores de carne a la Unión Europea, para poder llegar a ese mercado, “necesitan tener una certificación de inocuidad alimentaria.
La norma que todos los frigoríficos tienen es BRC, es un estándar inglés. Las plantas de faena que no cuenten con esta certificación no pueden acceder con su producto a la Unión Europea, uno de los mercados de mayor valor que tienen las carnes uruguayas, porque acaparan los cortes más valiosos de la res (lomo, bifes y cuadril).
A futuro comenzará a pasar lo mismo a nivel de ganadería con la huella de carbono, a nivel de producción primaria, recordó Rovella.
En junio del presente año, la forestal Montes del Plata y BPU Meat Uruguay, empresa de capitales nipones (pertenece al grupo NH Foods) suscribieron un convenio creando la primera certificación de carne carbono neutral del Uruguay. En ese marco, el Director Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente, Gerardo Evia, dijo que el convenio apunta a “buscar la complementariedades ambientales y es un gusto que el sector privado se apropie del concepto de valor agregado ambiental para agregar competitividad”.
Desarrollaron programa clave
LSQA desarrolló un programa de verificación de huella de carbono en productos para las etapas iniciales de la producción de carne también conocidas como “Cradle to Gate”. El desarrollo de este programa contó con el aporte de técnicos expertos y productores nacionales para garantizar un esquema de verificación de huella de carbono que tenga en cuenta el contexto y realidad productiva local. Este programa de basa en estándares internacionales, reglas de categoría de producto, así como en directrices de los organismos referentes. (Fuente:El Pais)